En los últimos meses, varios casos prominentes de plagio musical han resonado en los medios noticiosos, en parte gracias al “alto perfil” de sus protagonistas. Estos incidentes han dado pie a cuestionamientos y hasta cierto punto, preocupación, entre el público lego que desconoce las complejidades de las leyes de propiedad intelectual.
Uno de estos casos recientes es el del cantante británico Sam Smith y su tema “Stay with Me”. Cuando “Stay with Me” comenzó a sonar en el 2014, el tema fue señalado por su gran semejanza con el clásico “I Won’t Back Down” de Tom Petty and the Heartbreakers. Aunque este caso no llegó a pisar los tribunales, los abogados de Sam Smith tuvieron que entrar en acción para llegar a un acuerdo extrajudicial con Petty, que incluyó el pago de regalías como resarcimiento por el uso no autorizado de elementos de “I Won’t Back Down”.
Un caso más controvertido es el del tema “Blurred Lines” de Pharrell Williams y Robin Thicke. Contrario a “Stay With Me”, la disputa aquí sí llegó a corte. En Pharrell Williams et al v. Bridgeport Music Inc et al, Civ. No. 13- 06004-JAK-AGR (C.D. Cal.), caso que se está ventilando en un tribunal federal en California, la sucesión del cantante Marvin Gaye alega que “Blurred Lines” es una copia del tema “Got to Give It Up” que popularizó Gaye en los ’70 y que los demandados no contaban con autorización para su uso. Luego de un juicio en su fondo, el jurado concluyó que “Blurred Lines” era suficientemente similar a “Got to Give It Up” como para constituir una violación de derechos de autor y ordenó a los demandados a compensar a la sucesión de Gaye por $7.4 millones de dólares.
El veredicto del jurado en el caso de “Blurred Lines” ha dado mucho de qué hablar. Varios blogs y comentaristas, así como el público en general, han sugerido que el veredicto de “Blurred Lines” representa un mal precedente que pudiera entorpecer el desarrollo de las artes y la creatividad musical.
La realidad, sin embargo, es que este caso no cambió en nada el panorama legal aplicable a este tipo de reclamaciones. El jurado de “Blurred Lines” simplemente aplicó las leyes de derechos de autor, en su estado vigente, a unos hechos en particular. Bajo el Copyright Act, que rige los derechos de autor en Estados Unidos y Puerto Rico, el copiar total o parcialmente una obra que está protegida por el estatuto, expone al violador a responsabilidad y a compensar al autor original por los daños asociados a tal violación. Asimismo, el estatuto provee remedios interdictales mediante el cual el tribunal puede ordenar la prohibición del uso, ejecución o distribución de las obras creadas por el infractor. Estos remedios se le pueden imputar al violador independientemente de que el acto de copiarse haya sido intencional o involuntario.
¿Esto significa que no se puede trabajar sobre obras existentes creadas por otros autores? No necesariamente. Lo importante en estos casos es asegurarnos de contar con el consentimiento del titular de los derechos sobre la obra u obras que se están incorporando. Esta autorización es requerida aunque el uso que se le esté dando a la obra sea meramente parcial.
Huelga decir que el análisis de posible exposición y el proceso de conseguir la aprobación para uso (o “clearance”) no siempre es fácil. Existen también ciertas excepciones que hay que considerar. Ante la duda, sin embargo, es mejor irse a la segura. Consulte con un abogado con experiencia en temas de propiedad intelectual que le pueda asistir con el análisis correspondiente. Así puede prevenir el dolor de cabeza de terminar pagando $7.4 millones por no tomar las medidas y diligencias razonables.